Trastornos de ansiedad en la infancia

Los miedos constituyen un factor casi constante en el transcurso del desarrollo humano. La aparición de la ansiedad en los niños, lejos de constituir un rasgo patológico, indica una evolución en la que podemos observar la conciencia que el niño va adquiriendo acerca de su propia individualidad, de sus limites y de sus recursos. El registro de aquello que pueda resultar peligroso es una adquisición evolutiva fundamental.

A lo largo de la infancia aparecen miedos considerados normales. Entre los 6 y 18 meses comienzan los temores a la oscuridad y a lo desconocido. Alrededor de los 8 meses aparece la angustia frente al rostro de un extraño, reacciòn que revela el reconocimiento y la individualizaciòn del rostro de la madre. En este periodo sólo la presencia de una figura conocida puede calmar al niño.

En la segunda infancia (2-3 a 6-7 años), la naturaleza de los miedos es muy amplia; aparecen temores a:

  • Animales.
  • Monstruos, fantasmas.
  • Situaciones de soledad.

A partir de los 7 años se presentan temores acerca del rendimiento escolar y deportivo, temores de tipo existencial y el miedo a la muerte.

Los temores descriptos disminuyen o desaparecen cuando el niño evoluciona de modo normal. Si esto no ocurre, es probable que nos encontremos frente a un Trastorno de Ansiedad .

¿Cuándo hablamos de un Trastorno de Ansiedad en un niño?

Básicamente, cuando la ansiedad interfiere en el desarrollo normal de su vida, así como también cuando las manifestaciones de la ansiedad son muy intensas.

Los estudios epidemiológicos demuestran que la prevalencia de los Trastornos de Ansiedad en la infancia oscila entre 5,6% y 21% (Benjamín, Costello y Warren;.1990). Las niñas presentan una más alta frecuencia que los varones.

Los Trastornos de Ansiedad en la Infancia se clasifican en:

  • Trastorno de Ansiedad por Separación: este trastorno se caracteriza por ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del niño, concerniente a su separación respecto del hogar o de las personas con quienes está vinculado.
    Sintomatología:

    • Preocupación excesiva y manifiesta en relación a la salud o seguridad de sus padres.
    • Miedo que algo terrible lo separe de las figuras significativas.
    • Miedo a estar solo.
    • Negativa a ir a la escuela.
    • Quejas somáticas cuando se anticipa la separación.
    • Crisis de angustia frente a la separación.
    • Insistencia en dormir con los padres.

Este trastorno se encuentra estrechamente ligado al Trastorno de Pánico. Estudios clínicos han determinado que la mitad de los niños con este trastorno presentan, además, otro trastorno de ansiedad y en un tercio de ellos encontramos, también, estados depresivos.
Otros estudios sugieren que esta patología incrementa el riesgo de desarrollar Trastorno de Pánico y Agorafobia durante la niñez o la adultez (Moreau y Follet 1993)

  • Trastorno de Pánico: los síntomas físicos y cognitivos son similares a los que ocurren en el adulto Puede presentarse en forma inesperada y espontánea, pero en general aparece asociado a otros diagnósticos, especialmente a los de Ansiedad por Separación, Fobia Escolar y Agorafobia.
  • Trastorno De Ansiedad Generalizada: en contraste con las fobias especificas, en este trastorno encontramos una excesiva preocupación y temor a diversas situaciones de la vida cotidiana. Es decir, que no está enfocado en una situación u objeto determinado. Los niños con este trastorno van cambiando, con el correr de las semanas, los focos de preocupación.
    Sintomatología:

    • Preocupaciòn crònica y excesiva, difícil de controlar.
    • Fatiga fáci.
    • Quejas somáticas frecuentes.
    • Mal humor.
    • Berrinches frecuentes ante situaciones de cambio o que el niño pueda evaluar como peligrosas o insegura.
  • Fobia Social: los criterios para diagnosticar este trastorno son:
    • Marcado y persistente temor sobre uno o más aspectos del rendimiento social.
    • Temor intenso a la critica y humillación en público.
    • Miedo a estar con personas diferentes a los amigos o familiares.
    • La exposición a situaciones sociales casi siempre provoca ansiedad, predisponiendo, en algunos casos, a un ataque de pánico.

En los niños, la ansiedad se expresa en forma de llanto, oposición, berrinches y una necesidad imperiosa de evitar la situación. A diferencia de los adultos, los niños no tienen porque reconocer lo irracional del miedo. Los niños con fobia social presentan, con frecuencia, distintos grados de depresión, así como también poca confianza en sus habilidades y una fuerte tendencia a ser obstinados.

  • Fobia Especifica: es el temor exagerado e irracional a un objeto o situación determinada (volar, contacto con animales, a las alturas, a los espacios cerrados, a la oscuridad, a los insectos, etc.) Constituye el trastorno fóbico más frecuente. En los niños, las Fobias Específicas más frecuentes son:
    • A los animales.
    • A irse a dormir.
    • Fobia escolar.
    • A la oscuridad.

Como explicamos antes, debe diferencia la fobia de los temores normales y evolutivos. Estos últimos desaparecen luego de seis a ocho meses de haberse presentado.

  • Trastorno Obsesivo Compulsivo: las obsesiones son ideas intrusivas, que irrumpen y asedian a quien las padece. Son difíciles de controlar y se acompañan de una sensación de malestar y ansiedad de la que el niño no puede desprenderse. Llamamos compulsión a la necesidad de ejecutar una acción o tener un pensamiento con el objeto de aliviar la ansiedad o impedir que algo malo suceda (pensamiento mágico). Las obsesiones y compulsiones deterioran la vida social y escolar. Las compulsiones más frecuentes en los niños son:
    • Lavado ritualizado de manos.
    • Necesidad de repetir, chequear y contar.
    • Rituales a la hora de dormir.

La edad de comienzo se sitúa alrededor de los 8 años. La mayoría de lo adultos con este trastorno refiere haberlo sufrido desde su infancia, sin que nadie notara que estaban sufriendo síntomas constitutivos de una patología.

Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad en Niños

A diferencia de los miedos evolutivos, los trastornos de ansiedad en los niños no desaparecen por sí solos, sino que, por el contrario, se intensifican y predisponen a quien los padece a sufrir otros trastornos emocionales, así como también dificultades en el aprendizaje.

Los estudios que relacionan ansiedad y aprendizaje determinan que los altos niveles de ansiedad, como así también como los bajos niveles de ansiedad dificultan el aprendizaje.

La relación entre el funcionamiento neurocognitivo y la ansiedad es bidireccional, ya que los trastornos de ansiedad interfieren en dicho funcionamiento y, de manera inversa, determinado funcionamiento neurocognitivo puede incrementar patológicamente la ansiedad. .Por ejemplo: un niño con dificultades en el habla puede desarrollar, por esa causa, una fobia social y, a la inversa, una fobia social severa puede conducir a una dificultad en la expresión del habla.

Por estas razones y para ahorrarle al niño años de padecimiento, es fundamental el abordaje de estos trastornos en el momento de su aparición, para prevenir el desarrollo de complicaciones como las ya explicitadas o, por ejemplo, el abuso de sustancias.

A diferencia de lo que ocurre con los adultos, en los niños se privilegia el abordaje psicológico por sobre el farmacológico, si bien existe la posibilidad de que, en algunos casos en particular, cuando los síntomas resultan muy severos y difíciles de controlar, se indique, además del abordaje familiar, la psicoeducaciòn y la terapia cognitivo-comportamental, el tratamiento con psicofármacos.

Lea aquí las Preguntas Frecuentes que nos realizan sobre ansiedad infantil