La terapia cognitivo conductual (TCC) es un tipo de tratamiento psicológico basado en el método científico, en el que se utilizan estrategias avaladas por estudios de investigación.
Por lo general se trata de terapias breves, focalizadas en los problemas puntuales que el paciente trae a la consulta. Si bien se se toma en cuenta el pasado, como parte de su historia, el foco del tratamiento se ubica en el presente.
El terapeuta, que debe estar altamente entrenado en técnicas para el estrés y la ansiedad, cumple un rol muy activo, a diferencia de lo que ocurre en las terapias tradicionales.
¿Con qué herramientas trabaja este enfoque?
En una primera instancia se realiza el diagnóstico, es decir, como en el ámbito de la medicina, se clasifica y se da un nombre a la problemática del paciente.
Además se investigan los datos relevantes en su relato, así como también en la historia familiar, los recursos personales con los que cuenta, el entorno social en el cual se mueve y el nivel de impacto del problema en su calidad de vida.
Durante las primeras sesiones se suelen administrar cuestionarios y escalas de medición. Se miden, de ese modo, determinados parámetros útiles para sumar datos o confirmar el diagnóstico.
Este tipo de cuestionarios resulta también muy práctico para evaluar cómo llega cada paciente al tratamiento y para medir sus progresos. Podemos evaluar, por ejemplo, el grado de estrés al inicio, el estrés al que ha estado expuesto en determinado período, los niveles de ansiedad actual, las preocupaciones, las conductas de evitación, evitaciones, la ira, la depresión, etc.
A partir de este conjunto de datos se elabora un plan de tratamiento acorde y se plantean, tanto el paciente como el terapeuta, los objetivos a lograr. Por ejemplo, si el motivo de consulta es el cansancio, el insomnio y el desgano, los objetivos a trabajar estarán relacionados con la recuperación de la energía, la motivación, el descanso y el placer.
Durante el tratamiento propiamente dicho se trabaja con técnicas conductuales, relacionadas con los comportamientos, y cognitivas, relacionadas con los pensamientos y creencias que cada uno tenga.
Se entrenará al paciente en: a) identificación, confrontación y modificación de pensamientos; b) identificación de emociones y su influencia sobre las interpretaciones que cada uno hace de eventos, conflictos o sensaciones corporales; y c) la organización del tiempo.
Otro apartado de importancia lo constituye la psicoeducación, donde se brinda información acabada sobre la naturaleza de la ansiedad y sus manifestaciones. Por otra parte se practicarán herramientas de control de la ansiedad, tales como técnicas de respiración y de relajación. Durante el transcurso de las sesiones, además, se utilizan diversos recursos para afianzar la relación terapéutica, tales como la confianza, el compromiso y la motivación.
Los diferentes encuentros varían respecto a la temática a trabajar y la necesidad del paciente al momento de la sesión. El estilo de las entrevistas puede comprender desde un formato fijo y estructurado hasta otro totalmente espontáneo e improvisado, si así lo requiere la problemática a tratar..
Además de la comunicación oral, tienen lugar los registros escritos del paciente, lecturas de material relacionado, análisis de videos, libros y otros recursos.
Una vez logrados los objetivos propuestos y cuando el paciente ya conoce y maneja de manera satisfactoria las estrategias para resolver sus conflictos, se pasa a la última etapa.
A esta instancia final se la denomina seguimiento. En ella se trabaja el manejo del los estresores cotidianos y la prevención de recaídas. Además, frente a los nuevos conflictos que se presenten, se evaúan y perfeccionan los recursos incorporados,.
En esta fase del tratamiento se suelen espaciar las sesiones. La frecuencia deja de ser semanal para ser quincenal y luego mensual o más espaciada aun,. hasta alcanzar, de común acuerdo, el alta.
¡Sí, existe el alta en la TCC!
Lic. Verónica Tamburelli
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