Fragmento del libro TOC: 100 Preguntas 101 Respuestas
¿Qué es el TOC?
El TOC constituye una enfermedad real. ¿Por qué lo aclaramos? Porque es común creer que obsesiones y compulsiones se deben a caprichos o extravagancias de quien las padece. “Tiene manías” suele decirse, “eso lo hace porque quiere”. Nada más alejado de la verdad. A tal punto que la posibilidad de tener TOC depende en buena medida del legado genético de nuestros padres, abuelos y más lejanos ancestros. De acuerdo con numerosas investigaciones científicas parece quedar claro que no tiene TOC quien quiere sino quien puede. Resulta mucho más factible en quienes portan las particularidades genéticas necesarias para que, en algún momento de la vida, se manifieste. ¿Esto significa que inevitablemente obedece a causas genéticas? ¿No puede obtenerse por cuestiones ligadas a imitación o crianza, sin factores biológicos predisponentes? Ya abordaremos esos interesantes puntos más adelante, en otras secciones del libro.
Cuando hablamos de Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) no hacemos referencia a esa preocupación intensa, por más excesiva o persistente que fuera, relacionada con los problemas de la vida comunes a todos, que cada tanto se nos cruzan por el camino. Muy por el contrario, al TOC lo caracteriza un fenómeno particular y desgastante para quien lo padece: la presencia frecuente y sistemática de obsesiones o rituales compulsivos y, con mayor frecuencia, ambos elementos a la vez.
Las obsesiones son ideas, pensamientos o imágenes intrusivas, repetitivas e inadecuadas, que aparecen de golpe en tu mente, suscitando gran ansiedad e incomodidad. Las compulsiones, por otra parte, son acciones motoras (lavarse las manos, acomodar cosas, verificar cerraduras o llaves de gas, golpetear la mesa un número determinado de veces…) o mentales (repetir determinadas frases, repasar conversaciones, memorizar, enumerar…), que uno se ve obligado a realizar con el objetivo de calmar la ansiedad provocada por las obsesiones. En otras palabras, la persona que sufre obsesiones intenta controlarlas o suprimirlas mediante actos compulsivos denominados rituales o compulsiones.
Estas obsesiones y compulsiones no reflejan tu modo de pensar o sentir, por lo que las percibís ajenas y absurdas (¿cómo puede ser que me aparezca este pensamiento que no tiene nada que ver conmigo?). Sin embargo, a diferencia de otras patologías más severas (como por ejemplo algunas psicosis) las personas con TOC reconocen tales pensamientos como producto de su propia mente, aunque no entiendan el cómo ni el porqué. Como hemos dicho, las obsesiones no se identifican con las preocupaciones normales de cualquier persona que no padezca TOC, sino que responden a determinadas temáticas, muy típicas, como el temor de contagiarse una enfermedad o contaminarse con algún producto tóxico, la necesidad de determinado orden y simetría en los objetos, preocupaciones exageradas acerca de cuestiones morales, de la sexualidad y de la posibilidad de hacer daño a sí mismos o a terceros. Debido a su carácter no deseado e intrusivo, sentimos gran ansiedad y urgencia por suprimirlas o, al menos, controlarlas. Para ello echamos mano a rituales y compulsiones que nos alivian y pasan, de ese modo, a instalarse y a formar parte del conjunto sintomático.
Otra característica importante del TOC es el tiempo que obsesiones y compulsiones ocupan a diario. Se acepta que para confirmar el diagnóstico la actividad obsesivo-compulsiva debe ocupar al menos una hora por día, además de producir un elevado nivel de estrés.
Por otra parte, y en contraposición con la mayoría de los afectados, algunas personas con TOC no consideran que sus obsesiones y compulsiones sean inadecuadas ni ajenas a su modo de pensar o sentir. Pero ese interesante punto lo desarrollaremos más adelante, en otras secciones del presente libro.
¿Cómo sé si tengo TOC?
¿Se te presentan a diario dudas difíciles resolver, en las cuales quedás atrapado, incluso en cuestiones simples como elegir entre una cosa y otra? ¿Necesitás chequear acciones que hiciste hace sólo un momento, por ejemplo si cerraste con llave la puerta de tu casa, si apagaste bien el gas de la hornalla o si activaste la alarma del auto? ¿Es común que tengas que verificar esas acciones más de dos o tres veces para quedarte tranquila o tranquilo? ¿Te lavás las manos más de seis o siete veces por día, o empleás un tiempo excesivo para hacerlo, para bañarte o cepillarte los dientes? ¿Evitás tocar ciertas cosas, por temor a la suciedad o contaminación? ¿Te cuidás muy bien de no pronunciar determinadas palabras o números, porque se te ocurre que si no podría pasar algo muy malo? ¿Te protegés con un trapo para agarrar un picaporte o presionar una tecla de luz? ¿Te pone muy ansiosa o ansioso que las cosas no estén bien ordenadas? ¿Los objetos en tu casa deben guarden un orden determinado, muy puntilloso e invariable? ¿Te ves obligada u obligado a chequear en forma repetida si las ventanas han quedado bien cerradas y las luces apagadas? ¿Guardás montones de cosas inútiles “por si alguna vez me sirven”? ¿Se imponen a tu pensamiento ideas o imágenes absurdas, inadecuadas o perturbadoras, aun en contra de tu voluntad? ¿Necesitás repetirte mentalmente ciertas palabras o frases con el fin de aliviar la ansiedad o el temor? ¿Tenés que repetir siempre del mismo modo ciertos actos, obligado por el temor de que algo malo pase si no lo hacés de ese modo?
Si alguna o varias de estas situaciones te ocurren de manera frecuente y te consumen una hora o más al día, o te causan mucha ansiedad, es bastante probable que estés padeciendo un TOC. En ese caso, lo mejor es realizar una consulta con profesionales especializados, para confirmar o descartar la presunción y, en el caso efectivo de padecerlo, poder iniciar un tratamiento que te permita retomar el control y tu vida normal.
Tenés que saber que el TOC puede tratarse, comunicate con nosotros aquí.
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