“Cada vez salgo menos, disfruto menos y tengo más miedos”

Solemos escuchar esta frase en el consultorio, a menudo en pacientes que sufren síntomas de pánico. El miedo anticipatorio a que se presenten estos síntomas en determinados contextos, hace que cada vez eviten más lugares y situaciones. Por ejemplo, no se alejan más de un radio en el que se sienten dentro de su zona de confort, no emprenden viajes, evitan determinados o todos los transportes públicos, no se van de vacaciones porque el estar lejos los hace creer que no podrán encontrar ayuda “si algo les pasara”. También suelen excusarse de ir al cine, al teatro o recitales, ya que son considerados lugares donde es difícil encontrar una salida. El evitar ciertos transportes públicos hace que, en ocasiones, dependan de algún familiar que los traslade a su lugar de trabajo. Así van perdiendo independencia y adquieren la creencia de que no pueden valerse por sí mismos.

Estas conductas afectan la calidad de vida y el bienestar, con gran impacto en lo personal, familiar, laboral y social.

El trabajo terapéutico mediante la terapia cognitivo-conductual consiste en la exposición gradual a las situaciones temidas, con un trabajo previo y en paralelo de técnicas de respiración y relajación, como también algunas prácticas de atención plena (mindfulness). La confrontación sostenida con las situaciones temidas y los síntomas físicos que se desencadenan permiten que el paciente vaya perdiendo el miedo. Todo esto conduce a un cambio de creencias acerca de las situaciones anteriormente evitadas y a una adquisición de mayor autonomía, con la consiguiente mejora de la autoestima.

Lic. Laura Chouza

CentroIMA

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